Cómo mejorar la frenada en bicicleta de carretera
Frenar bien en bicicleta es una de las acciones más importantes por varias razones. En primer lugar, por tu propia seguridad. Lo más importante a tener en cuenta es que saber controlar la frenada correctamente puede marcar la diferencia entre el “mantenerse en pie” y el “probar el asfalto”.
En segundo lugar, tenemos las razones que tienen que ver con conseguir una buena ejecución: una buena técnica de frenado permite reducir la velocidad cuando es necesario, pero asegurando estar preparado para volver a lanzar la bicicleta rápidamente.
Finalmente, saber frenar correctamente, ayuda a ser más ordenado en la carretera, respetando a los demás. Nos explicamos: cuando conducimos hay una gran diferencia entre tener delante un coche que acelera y frena constantemente en las curvas, que un coche que avanza en una velocidad y movimiento constantes ¿cierto?
A continuación, pues, os pasamos algunos consejos para aprender a frenar como un profesional. Te será útil a ti, y a tus compañeros de rodada.
1. ¿Qué freno usar?
No importa el tipo de freno que lleves, tanto si sigues con el freno clásico de zapatas o ya has avanzado al freno de disco, la física no cambia. Si frenas con el freno delantero la bicicleta tenderá a inclinarse hacia adelante, mientras que si frenas con el freno trasero la bicicleta tenderá a continuar su marcha, bloqueando la rueda de detrás y pudiendo llegar a derrapar.
Se trata de dos movimientos contrapuestos, por lo que es importante saber usar las dos palancas de freno dosificando correctamente la fuerza usada en cada una de ellas consiguiendo el frenado perfecto.
2. El freno delantero
Es el freno más potente de los dos. Si estamos en un camino seco, con un asfalto perfecto y la bicicleta perpendicular al suelo (sin inclinación de curva), podemos usarlo frenando con mucha fuerza sin perder la seguridad. Esta es la mejor manera de perder velocidad en el menor tiempo y espacio posibles. En este caso, es importante mantener el peso un poco retrasado para evitar la sensación de volcar hacia adelante.
Si, por otro lado, nos encontramos en una carretera con una superficie irregular, llena de baches, agujeros y/o mojada, las cosas cambian completamente. Si sólo «aprietas» el freno delantero, corres el riesgo de bloquear la rueda y caer. Por lo tanto, cuando te encuentres en estas condiciones, tendrás que usar un poco también el freno trasero.
Otra cosa cuando estamos en una curva. En esta situación tenemos que evitar utilizar el freno delantero ya que evitaría que puedas trazar correctamente la curva y podría provocar que te salieras de la misma.
3. El freno trasero
El freno trasero es, por el contrario, el freno menos incisivo de los dos. Es el freno aconsejable en todos aquellos momentos en los que no es apropiado usar el delantero.
Así, recomendamos el uso de este freno siempre que tengamos que hacer una frenada ligera y progresiva. También es el freno adecuado de usar cuando nos damos cuenta que hemos entrado demasiado de prisa en una curva. En este caso compensaremos la frenada con este freno, que no provocará que se nos levante la bicicleta, como sí pasaría si frenamos solamente con el freno delantero.
4. La prueba
¿Quieres hacer una prueba para probar realmente la diferencia en la eficacia de los dos frenos? Muy simple:
Ve a un aparcamiento sin coches y fija un punto en el suelo que te sirva como «punto de partida». Apártate de este punto y comienza a rodar a unos 30 km/h, dirígete hasta el punto que has marcado y justo cuando estés encima aprieta uno de los dos frenos. Memoriza donde has acabado de frenar y repite la acción con el otro freno. Podrás ver la diferencia de eficacia entre ambos frenos.
Encuentra todos los productos de ciclismo en Deporvillage
Stefano Francescutti