Cómo elegir una bicicleta eléctrica

La electrificación está llevando a las bicicletas a una nueva época dorada. Los nuevos motores eléctricos compactos y eficientes, y las baterías de alta capacidad están revolucionando el mercado de la bicicleta. El vehículo personal más eficiente de todos traspasa ahora edades y usos gracias al pedaleo asistido. En este artículo te explicamos cómo elegir una bicicleta eléctrica descifrando su tipología y características técnicas.

Tipos de bicicletas eléctricas

Además del presupuesto disponible, hay una cuestión preliminar importante que debemos resolver antes de empezar a buscar en el mercado: ¿qué tipo de bicicleta eléctrica necesito? Si lo que necesitamos es una bicicleta para desplazamientos urbanos o interurbanos cortos, utilizando el carril bici, pavimentado o no, debemos buscar una bicicleta urbana o híbrida. Se caracterizan por tener un manillar plano y alto que da estabilidad y que permite pedalear en una posición erguida, y por calzar ruedas que tienen buen agarre también en vías no pavimentadas. Estas bicicletas suelen llevar además equipamiento extra como guardabarros, transportín y luces integradas, de manera que no necesitan de accesorios extras.

Las bicicletas plegables se han hecho muy populares entre los que las utilizan para ir al trabajo o incluso para la intermodalidad con el transporte público o el coche. La adición de un motor y una batería las han hecho aún más atractivas para este uso, pues la bicicleta sigue siendo ocupando poco espacio y solo aumenta un poco el peso. Muchas de estas bicicletas colocan el motor en el eje trasero, ya que así son aún más compactas. La colocación de la batería suele ser externa, de manera que es más fácil acceder a ella para cargarla.

Quizás las bicicletas eléctricas más populares ahora mismo por su polivalencia sean las bicicletas eléctricas de montaña, ya que, aunque están pensadas para circular por caminos, pueden hacerlo perfectamente por el pavimento. Por tanto, son las auténticas “bicicletas todo terreno” (BTT), y la adición del motor eléctrico no hace más que afianzar su carácter “para todo”. Como desventaja, su peso es mayor, al incluir suspensión, neumáticos más gruesos, y también suelen ser más caras, sobre todo los modelos más especializados, ya que necesitan de motores más potentes para superar mayores pendientes, y baterías de mayor capacidad. 

Aunque menos populares, las bicicletas eléctricas de carretera y las de gravel también tienen su hueco en el mercado. Son las más ligeras de todas y muchas veces su diseño estilizado, con las baterías integradas en el cuadro y su pequeño motor en el pedalier, las hace pasar desapercibidas. Su principal desventaja es la limitación legal de asistencia al pedaleo de las bicicletas eléctricas por encima de los 25 km/h. Para una bicicleta de estas características, ligera y muy eficiente en el llano, esta es una velocidad que se alcanza fácilmente. Por ello, estas bicicletas están recomendadas sobre todo para subir puertos de montaña. 

Por último, las bicicletas eléctricas de carga están empezando a abrirse un hueco en el mercado. Resultan muy interesantes porque eliminan el principal problema de llevar cargas, ya sea bultos o niños: el peso. Con la asistencia al pedaleo del motor eléctrico, ¡llevar cargas pesadas en bicicleta ya no es un problema! Estas bicicletas se usan mucho en las grandes ciudades para el reparto de paquetes, y son una buena alternativa al coche para ir de compras o llevar a los niños al colegio.

Potencia y par del motor

Los motores que montan las bicicletas eléctricas indican su potencia en vatios (W). En la Unión Europea lo habitual es que estén limitados a 250W, ya que hasta esa potencia no requieren homologación, matrícula o seguro. Otro dato a tener en cuenta sobre los motores eléctricos para bicicleta es el par motor, expresado en Newton metro (N:m). El par motor indica la fuerza de torsión que se aplica al eje del pedalier, y es importante porque a mayor par motor, la bicicleta será capaz de arrancar con más fuerza. Las bicicletas de montaña, por ejemplo, suelen tener un mayor par motor (hasta los 100 N:m) para poder superar mayores desniveles, especialmente a bajas velocidades. No obstante, la manera en que el motor proporciona la potencia depende de otras variables, como los sensores y los propios ajustes del motor.

Entrega de potencia

Existen dos tipos principales de sensores que ayudan al motor eléctrico a entregar su potencia de la manera más adecuada. Los sensores de cadencia ajustan la potencia del motor según la velocidad de pedaleo, y suelen utilizarse en las bicicletas que sitúan el motor en alguno de los dos ejes. Las bicicletas eléctricas híbridas y plegables, al tener una concepción menos deportiva, son ideales para montar estos sistemas, ya que favorecen un tipo de conducción más relajada. 

Los sensores de par miden la fuerza que aplicamos a los pedales, y envían esta información al motor para que entregue más o menos potencia. Estos sensores se utilizan sobre todo en las bicicletas eléctricas de montaña, ya que permiten “leer” mejor las necesidades del ciclista en cada momento, son más rápidos en detectar los cambios de fuerza y proporcionan una sensación más natural en el pedaleo. Junto con los niveles de potencia y otros ajustes que se suelen determinar mediante aplicaciones móviles que se conectan a la bicicleta, es posible ajustar con mucha precisión el tipo de entrega de potencia que necesitamos.

¿Qué baterías duran más?

En las especificaciones de las baterías hemos de fijarnos en los vatios-hora (Wh). Esta cifra determina la cantidad total de energía que es capaz de almacenar una batería. Si multiplicamos el voltaje (V) de la batería por su capacidad en amperios-hora (Ah), obtendremos su capacidad en vatios-hora. En este sentido, es fácil determinar que cuantos más vatios-hora tenga una batería, más energía podrá almacenar y mayor duración tendrá su carga (asumiendo una misma demanda de potencia al pedalear). Las baterías de mayor duración suelen almacenar en torno a los 700 Wh, una cantidad adecuada para las bicicletas eléctricas de montaña, mientras que para una bicicleta urbana o plegable suele ser suficiente con 250 Wh. No hay que olvidar que la duración de la batería depende de la potencia que demandemos, del peso de la bicicleta y el ciclista y de los modos de asistencia que se utilicen. Todos estos factores, junto con su capacidad de almacenamiento, determinarán su duración real.

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Dani Gómez

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